En estos día, un estudio realizado en el Reino Unido ha puesto sobre la mesa un debate recurrente sobre la necesidad o no de reducir la jornada.
El estudio se ha realizado con 61 empresas de Reino Unido y ha involucrado a casi 3.000 empleados, los cuales han probado durante seis meses a aminorar su jornada laboral en un 20%, manteniendo, por otra parte, su mismo salario y los mismos objetivos de productividad.
Los resultados del estudio son claros. Entre otros, destacamos los siguientes:
• Cuatro de cada diez empleados aseguran que se había reducido su nivel de estrés laboral.
• El 71% informan también de niveles más bajos de "agotamiento" en comparación con la semana habitual de cinco días.
• Se produjo un aumento diario de la productividad del 22% y un incremento de ingresos a sus empresas del 1,4%.
De hecho, el 92% de las empresas que han participaron en este programa piloto (56 de 61) han anunciado que su intención de continuar con la semana laboral de cuatro días, y 18 de ellas han confirmado ya que realizarán este cambio como permanente.
Desde la UGT, llevamos tiempo reclamando la necesidad de avanzar hacia una jornada de 32 horas semanales.
El modelo actual de 40 horas, data del 1919, fruto de la reivindicación obrera que tuvieron su punto álgido en la huelga de “la canadenca” (UGT-CNT).
Tras más de 100 años sin apenas avances en el modelo, tiene todo el sentido que la sociedad en su conjunto, se replantee la necesidad de mantenerlo, y como hace más de un siglo que seamos los sindicatos los que abramos este debate.
Los tiempos en la producción de bienes han cambiado, la mano de obra ha sido remplazada por máquinas, los procesos automatizados …, con la frontera entre lo personal y lo laboral cada vez más diluida la salud de las personas empeora y todo esto hay que sumarle la crisis climática y un planeta finito.
En nuestro país, aunque pocas, ya hay algunas empresas que han optado por esta modalidad. Empresas como Delsol en Granada, o las madrileña Good Rebels o Byld son sólo algunas de ellas.
Nuestro grupo, el grupo AGBAR, con una marcada conciencia medioambiental y un compromiso con su mayor activo, sus plantillas, no puede ser ajeno a esta realidad.